21 de abril de 2011

16/4/10

Hace tiempo prometí escribirte una canción. Como siempre, mal y tarde, la tienes aquí. Sabes bien como soy, que no suelo mentir. Siempre que lo hice fue por verte sonreír. Llámame, te quiero escuchar. Ya lo ves, no siempre me va bien. Aún recuerdo el día que te conocí, siempre supe que no eras bueno para mí. Mal asunto, tú ya estás dentro de mí, tengo miedo de jugar y perder.

Quiero que seas el que baila cuando llueve, y des abrazos cuando pierdas los papeles. Me he dado cuenta que aunque en la vida aparezcan nubarrones daremos saltos, bailaremos sin temores. Y si los dioses se empeñan en traer tempestades, atranco la puerta. Que si se acerca el sol, bajito le grito: que no se molesta. Y si quieres llorar, te hago reír. Es todo lo que quiero en esta vida insana. Quédate a dormir, que pasen treinta años antes de mañana. Pensando en qué daría yo por tocarte el pelo. Como una aguja del reloj que ha perdido el tiempo. Me muero de ganas de verte por la mañana.

Si llueven pájaros mojados tú y yo no iremos nunca donde dicen. Por si acaso no recuerdas mis abrazos yo te dejo mi canción. Y déjame que te remache sonrisas de hierro, de esas que disipan las brumas, que sé que entre los males nos lloverán cristales. Porque de muchas más grandes hemos salido. Ven, cuando lleguen nos habremos ido. Porque en esta vida no hay luz sin oscuridad. Hay que fracasar y a veces fondo tocar para ver la luz.
Donde las cosas que pasan se ahogan con un buen café. Veras a mí lo que me va es tumbarte en el suelo para decir con la mirada lo que con mi voz no puedo. No puedo Pedirte que te quedes hasta mañana, pedirte que me enredes hoy en tu pelo. Quisiera ir de la mano de este sentimiento que llevo tan dentro, y me cuesta tanto tener callado cuando te encuentro.

Y esa risilla que se cuela, se cuela. Secuelas que deja la primavera. Y esa mirada que provoca, provoca, que para el tiempo en mi reloj de arena. Rescata el tiempo que hayas perdido. Yo quiero una vida para vivir contigo, que aplacas mis males tan solo con verte reír. Atrapo el tiempo, me falta el calor sin tu olor, me juego el cuello flotando en tu olor sin calor, te planto un beso si tú me prometes dos en una canción. Que yo sé que la sonrisa que se dibuja en mi cara tiene que ver con la brisa que abanica tu mirada.
El mejor de los pecados el haberte conocido, no es porque digas la verdad, es porque nunca me has mentido. Tú no eres sin mí, yo solo soy contigo. Y cuidar de las estrellas puede ser un buen castigo. Y a mí no me hace falta estrella q me lleve hasta tu portal.
Pide cena para dos.
Fui a donde se envían los desvíos, decidido a probar suerte porque cuando se juntan dos ríos se hace fuerte la corriente. Todo me queda grande para no estar contigo. Sabes, quisiera darte siempre un poco más de lo que te pido. Probablemente no encontremos el camino, pero nos sobraran las ganas de volar. Agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor. Me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor…Volar, volar.

Tu perfume es el veneno que contamina el aire, que tu pelo corta, que me corta hasta el habla y el entendimiento, porque es la droga que vuelve mi cabeza loca. Le voy a cobrar a tus labios tus miradas por descaradas, y para sentir y poder vestir con tu sonreír mis raídos rincones. Se enmarañan hasta las patas de araña en su pelo, cuando besa tiembla el suelo.

Eso somos tú y yo. El cielo y el suelo, putadas y amor, pereza y desvelo, lija y terciopelo. Tú eres mi verso, pluma, papel y sentimiento. La noche yo y tú la luna, tú la cerveza y yo la espuma. Por qué no cumples tu condena de noches en vela, que yo soy tu trena. Si tú eres mi novela yo soy tu tragicomedia. Por eso aunque esta canción hable de los dos no suena sin ti. Vive, escucha y habla usando para ello el corazón, que se encabrita cuando oye tu voz el muy cabrón. Nos querremos más que nadie para que no corra ni el aire entre tú y yo.
A veces pierdo el equilibrio, el tiempo, el norte y tu olor. Con la noche soy vampiro. No hubo tiempo a decir lo que siento por ti. Sé cambió de carril la razón, y ahora di que siempre serás un ángel, Mi ángel. Pero tu cuerpo es un escándalo, hay un demonio que siempre me dice pruébalo, y un angelito que me dice quieto y reza. ¿A quién le hago caso de los dos? La vida apenas solo dura un rato, y es lo que tengo para estar contigo. Para decirte lo que nunca canto, para cantarte lo que nunca digo. Nunca se para de crecer, nunca se deja de morir.

Quiero poder pensar que querer es poder, quiero poder pensar que necesito verte. La vida no es igual si no puedo morirme yo en tu regazo. No tuviera yo esa suerte, Verte, siempre. Y de postre un sol maldito que termine de volverme loco, que ya sabes que la luna a mí siempre me sabe a poco. Sabiendo que mi fortuna no sólo es la luna, también son mis pasos, y si mis pasos no avanzan me las apaño. Lo que me llevará al final serán mis pasos, no el camino. ¿No ves que siempre vas detrás cuando persigues al destino?

Y no me arrepiento de tanto sufrimiento. Si te tengo cerca duele mucho menos, porque en esta vida lo que tú me pidas me lo pide el cuerpo. Mi vida es una canción, soy escultor del alma. Soy músico y amo en clave de sol, hasta que aguante mi voz. Estamos locos de atar…
Ya lo sé, soy idiota. No deberían importarme tantas cosas que calientan mi cabeza. Quisiera ser el aire que te roza, la leña de tus inviernos, tu mejor sombra en primavera, para ser la dueña de tus noches en vela.
Y hemos sobrevivido, aunque no se bien a qué. Y es que andábamos tan perdidos que no podíamos ver la alegría que se lleva el miedo, los buenos ratos, el sol de enero. Estar contigo cada amanecer. Dormir se antoja muy difícil si es sin ti. No sólo respirar es vivir. Hazle trampas al sol y que no salga hoy a joder nuestro mundo. No creas a falsos profetas que dicen que después hay otra vida, y apura estos latidos como si fuese nuestro último día, con alegría.

Vale más mi sueño que el dinero, puedo vivir de una alegría. De aquí para allá colecciono recuerdos, tú cuéntame cómo es tu vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario